lunes, 30 de marzo de 2015

A servir a Cristo sin temor iré - Himno 500 Celebremos Su Gloria

Himno: A servir a Cristo sin temor iré
Letra:
A servir a Cristo sin temor iré donde él dirija mi inseguro pie
Sin su compañía todo es turbación, mas si Él me guía no tendré temor.

CORO:
Con Jesús por doquier, sin temor iré,
Si Jesús me guía nada temeré.

Con Jesús por guía dondequiera voy;
Caminando en pos de Él seguro estoy.
Y aunque padre y madre me hayan de faltar,
Jesucristo nunca me abandonará.

Dondequiera con Jesús, en tierra y mar,
Quiero ser su fiel testigo sin cesar,
Y si por desierto mi camino va,
Un seguro albergue mi Jesús será.

Dondequiera paso yo la noche atroz, 
Porque siempre oigo su benigna voz;
Él de día y noche a mi lado está,
Y en plena gloria me despertará



Autor Letra: Jessie B. Pounds, 1887
Nació en Agosto 31 de 1861 en Hiram, Ohio y murió en Marzo 3 de 1921 en la misma localidad americana. En su infancia tuvo una salud muy delicada y fue educada en su casa. A la edad de 15 años se inició como escritora de artículos  para varios periódicos y publicaciones religiosas. En 1896 contrajo matrimonio con el reverendo John Pounds, quien era pastor en la Iglesia Cristiana Central en Indianápolis, Indiana. En sus tempranos años, un editor comentó que algunas de sus poesías podrían ser buenos textos de himnos. De esa manera empezó su carrera como escritora de himnos. Durante su vida escribió 50 libretos para cantatas y óperas, 9 libros, y más de 400 himnos. Ella colaboró con James Fillmore por tres décadas.
Este misional himno expresa el deseo sincero que tienen los hijos de Dios por servirle en la misión de llevar el evangelio a toda criatura.
La primera estrofa es la respuesta del corazón agradecido al llamado que el Señor hace a los suyos: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt. 28:19), pero, aunque esta tarea no será fácil y encontraremos muchas tribulaciones, no tendremos temor de ir porque él aseguró su confortante compañía para con los que anuncian las buenas nuevas de Salvación por doquier: “y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén (v. 20).
Esta verdad es repetida en el coro del himno.
La segunda estrofa prosigue en manifestar la plena convicción de cumplir con la misión de Cristo, pues, él nos ha llamado a imitarle, él sirvió al Padre cuando estuvo en esta tierra, vivió para su gloria y anunció el mensaje de salvación por doquier: “Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda la dolencia del pueblo” (Mt. 4:23); de la misma manera somos llamados a “sed imitadores… de Cristo” (1 Cor. 11:1). La segunda parte de esta estrofa toma las Palabras del salmista para sustentar la confianza que el creyente tiene en Cristo aún en medio de la aflicción más grande que se debe sufrir por causa del evangelio, pues, aunque “mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá” (Sal. 27:10), pues, una evidencia de la verdadera conversión es amar menos al padre y a la madre que a Cristo, y si es necesario escoger entre los dos, el creyente prefiere a Su salvador: “El que ama a Padre o madre más que a mí, no es digno de mí” (Mt. 10:37).

En la tercera estrofa el autor del himno le expresa a Su salvador el deseo de serle fiel en todo momento, llevando Su evangelio por doquier. Ella quiere recibir la recompensa del siervo fiel: “Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mt. 25:21). El desierto es el terreno donde camina el peregrino cristiano, este mundo es un sitio árido y hostíl, pero en Cristo encontramos un seguro albergue, pues, él prometió a los que sirven fieles: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido el mundo” (Juan 16:33).

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