Alabado el gran manantial
Alabado el gran manantial
que de sangre Dios nos mostró.
Alabado el Rey que murió.
Su pasión nos libra del mal.
Lejos del redil de mi Dueño
vime pecador perdido y vil.
El Cordero sangre vertió.
Me limpia solo este raudal.
que de sangre Dios nos mostró.
Alabado el Rey que murió.
Su pasión nos libra del mal.
Lejos del redil de mi Dueño
vime pecador perdido y vil.
El Cordero sangre vertió.
Me limpia solo este raudal.
Sé que solo así me emblanqueceré.
Lávame en tu sangre Jesús,
y nívea blancura tendré.
Lávame en tu sangre Jesús,
y nívea blancura tendré.
La punzante insignia
llevó;
en la cruz dejó de vivir.
Grandes males quiso sufrir;
no en vano Cristo sufrió.
Al gran manantial conducido,
que de mi maldad ha sido fin,
«Lávame» le pude decir,
y nívea blancura me dio.
en la cruz dejó de vivir.
Grandes males quiso sufrir;
no en vano Cristo sufrió.
Al gran manantial conducido,
que de mi maldad ha sido fin,
«Lávame» le pude decir,
y nívea blancura me dio.
Sé que solo así me emblanqueceré.
Lávame en tu sangre Jesús,
y nívea blancura tendré.
Lávame en tu sangre Jesús,
y nívea blancura tendré.
Padre, de ti lejos vagué.
Extravióse mi corazón.
Como grana mis culpas son.
No con agua limpio seré.
A tu fuente magna hoy acudo.
Tu promesa creo, oh Jesús.
La eficaz virtud de tu don,
la nívea blancura me dé.
Extravióse mi corazón.
Como grana mis culpas son.
No con agua limpio seré.
A tu fuente magna hoy acudo.
Tu promesa creo, oh Jesús.
La eficaz virtud de tu don,
la nívea blancura me dé.
Sé que solo así me emblanqueceré.
Lávame en tu sangre Jesús,
y nívea blancura tendré.
Lávame en tu sangre Jesús,
y nívea blancura tendré.
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